Este miércoles se publico la visión para la agricultura y la alimentación, una iniciativa que lideran Raffaele Fitto, vicepresidente ejecutivo para la Cohesión y las Reformas, y Christophe Hansen, comisario de Agricultura y Alimentación, bajo la dirección de la presidenta, Ursula Von der Leyen. Sobre la base del informe del diálogo estratégico sobre el futuro de la agricultura de la UE, y en consulta con el Consejo Europeo de Agricultura y Alimentación, la visión tiene por objeto garantizar la competitividad y la sostenibilidad a largo plazo del sector agrícola y alimentario de la UE. Según los últimos resultados del Eurobarómetro, la ciudadanía de la UE coinciden mayoritariamente en que es esencial garantizar en todo momento un suministro estable de alimentos en la UE.
No obstante, desde Mensa Cívica valoramos que esta visión es débil y están muy lejos de las audaces medidas necesarias para apoyar el tipo de agricultura y alimentación a largo plazo, saludable, sostenible y resistente al clima que Europa tanto necesita.
Desde Mensa Cívica, acogemos con satisfacción:
El compromiso de abordar la dependencia europea de fertilizantes y cereales extranjeros para alimentar a los animales de granja que causan importantes problemas de contaminación del aire y del agua en Europa. Esto abre la puerta a políticas para mejorar las dietas e impulsar técnicas agrícolas ecológicas que puedan proporcionar una mayor «autonomía estratégica»;
En este sentido, se menciona que la Comisión elaborará un plan global para hacer frente a estos retos, integrando la política, la investigación y los esfuerzos sobre el terreno para crear un sistema proteínico de la UE más autosuficiente y sostenible, diversificando al mismo tiempo las importaciones;
La propuesta sobre el etiquetado de origen para contribuir a reforzarlo, así como una intensificación de su política de promoción;
El compromiso para mejorar las normas de bienestar animal y eliminar gradualmente las jaulas crueles en las granjas, en línea con una petición europea popular;
La propuesta jurídica para reforzar el papel de la contratación pública, proporcionando los incentivos adecuados para promover el consumo de productos locales y de temporada, y de alimentos producidos con altos estándares medioambientales y sociales, incluidos los productos ecológicos y los alimentos procedentes de cadenas de suministro más cortas. En relación con esto, el desarrollo de cadenas de suministro de alimentos cortas sigue siendo de importancia estratégica para garantizar precios más justos para los agricultores y pescadores y un mejor acceso a los productos frescos y de temporada para los consumidores;
La revisión del programa escolar de la UE;
El compromiso de avanzar con los Estados miembros en los trabajos de control de los efectos de determinadas prácticas de publicidad y comercialización de alimentos. En particular, debe investigarse el impacto sobre la salud y el bienestar de los grupos de consumidores más vulnerables, como los niños y las niñas;
La continuación de los esfuerzos para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos es una prioridad clave para los próximos años;
El refuerzo de los instrumentos de desarrollo participativo, como LEADER y el desarrollo local participativo, y otras formas de cooperación, como las aldeas inteligentes.
Y vemos con preocupación:
Una notable falta de medidas y objetivos medioambientales o de un mayor presupuesto para los pagos medioambientales a las explotaciones, a pesar del destacado reconocimiento de la necesidad de que la agricultura respete los límites planetarios y contribuya a la acción por el clima;
Un tímido esfuerzo por reformar los pagos de apoyo a la renta basados en la superficie, que durante años han impulsado la industrialización de la agricultura, en lugar de que se proporcione apoyo a la renta para determinados agricultores activo de una manera mucho más específica;
Señales de que los funcionarios podrían desmantelar las últimas normas medioambientales vinculadas a los pagos de la renta agraria en nombre de la «simplificación»;
La apuesta por las herramientas de financiación innovadoras a la que se hacen referencia, ya que además de las ayudas públicas, propone recompensar a los agricultores que mantengan o adopten prácticas respetuosas con la naturaleza y reunirlos con empresas e inversores interesados en dichas prácticas. Así, prometen colaborar estrechamente con «inversores institucionales» como el Banco Europeo de Inversiones y el sector bancario. Esto, a nuestro parecer, supone el riesgo de que el lugar de apostar por el derecho a la alimentación, la alimentación sea visto cada vez más como una mercancía;
La falta de compromiso en el lado del consumidor de la cadena alimentaria.
La ausencia de planes para abordar las dietas ricas en carne y lácteos, perjudiciales para el medio ambiente y la salud humana;
La falta de mención al Nutri-score u otros sistemas de etiquetado nutricional.
Las repetidas menciones a la digitalización e innovaciones en fitomejoramiento, incluido el uso de herramientas biotecnológicas como las nuevas técnicas genómicas (NGT).
La falta de respuesta con respecto a cómo asegurar la asequibilidad de los alimentos, cuando reconoce que sigue siendo una de las principales preocupaciones, sobre todo para los hogares con rentas bajas.
La falta de menciones a la pesca, que es otro de los sectores que deben garantizar la creación de empleo y abordará los problemas acuciantes que afectan a la comunidad pesquera.
Seguiremos muy atentas a los avances de esta visión y las propuestas legislativas relacionadas, pues este año también está previsto que la Comisión proponga un paquete global de simplificación del actual marco legislativo agrícola, junto con una estrategia digital de la UE para la agricultura.
*Para leer otro análisis de esta visión, recomendamos la recientemente publicada por la Coalición Por Otra PAC, de la que formamos parte: https://porotrapac.org/la-ce-presenta-su-vision-para-la-agricultura-y-la-alimentacion-y-pierde-la-oportunidad-de-transformar-la-pac/
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