El pasado 6 de noviembre, en el Ateneo La Maliciosa de Madrid, tuvo lugar la jornada final del proyecto Legumbres: semillas para el futuro. Este proyecto, financiado por la European Climate Foundation, lo hemos desarrollado durante estos últimos 12 meses conjuntamente con la Federación de Consumidores y Usuarios CECU. El objetivo marcado era identificar las barreras y oportunidades relevantes en España en relación con la producción y el consumo de legumbres con la finalidad de planificar una campaña para estimular su demanda. Gracias a las enriquecedoras ponencias y diálogos acontecidos en la jornada, ésta nos sirvió para seguir reforzando dicha labor de identificación y para afianzar los lazos tejidos a lo largo del proyecto en el sector de las legumbres.
Tras una breve bienvenida y para partir de un marco compartido, comenzamos la jornada exponiendo los resultados de los informes elaborados a lo largo del proyecto. Desde Mensa Cívica presentamos un informe sobre la capacidad productiva de nuestro país, otro sobre acciones similares en la promoción de legumbres y el mapa online con las producciones de calidad (DOP e IGP) y ecológicas. Por parte de CECU, se presento un informe sobre los beneficios económicos, de salud y de sostenibilidad al aumentar el consumo de legumbres. No nos vamos a extender en estas conclusiones puesto que podéis encontrarlas en los enlaces expuestos y por considerar que lo más provechoso del encuentro se debió al formato dialógico de las dos mesas redondas que tuvieron lugar a continuación.
Para abordar la cuestión del papel que juegan las legumbres en la producción, en la primera mesa contamos con Maxime Orhon, representante de la Coalición Por Otra PAC, con Pilar Galindo, presidenta de La Garbancita Ecológica y vicepresidenta de SEAE y con Pablo Saralegui, investigador en el think tank Alimentta. La diagnosis de la que partimos fue la reducción de la producción de legumbres en nuestro país para abastecer la demanda del consumo nacional y la gran dependencia de las importaciones, en su mayoría desde largas distancias, como Cánada. En lo referente al estado de la cuestión en esta mesa se destacaron los puntos que siguen:
Falta de apoyo a los productores locales y a la agricultura familiar.
Gran concentración de poder y crecimiento de los operadores dedicados a la importación- exportación agroalimentaria.
Carencia de mirada territorial y sectorializada.
Homogenización de políticas agroalimentarias.
Falta de dinámicas participativas multiactor para crear conciencia y costumbres de las prácticas de cultivos sostenibles.
Los ecorregímenes de la PAC se muestran insuficientes.
Las legumbres están denostadas tanto a nivel productivo como de consumo.
En lo que respecta a qué podemos hacer para atajarlos, se rescataron las siguientes acciones o vías:
Dar cuenta del potencial para paliar los efectos del cambio climático que tienen las legumbres y acompasarlo con otras políticas con el mismo propósito.
Se ha demostrado que el rendimiento de las producciones ecológicas alcanza cotas superiores a los convencionales. Por ello, se propuso informar y promulgar este tipo de estudios para que sirvan de inspiración a las personas productoras que todavía no lleven a cabo la rotación de cultivos.
La necesidad de reconocimiento y apoyo a la agricultura familiar.
La importancia de tener una mirada bioterritorial y ecosistémica en los incentivos que se promueven.
Contemplar y reconocer el derecho humano a la alimentación agroecológica en todos los eslabones de la cadena alimentaria y en las instituciones.
Incluir criterios de sostenibilidad en la compra pública, ya que se destaco como una herramienta estratégica para estimular la producción.
Crear una hoja de ruta compartida entre diferentes políticas y de co-responsabilizar a todos los actores.
Antes de comenzar la siguiente mesa, se proyectaron dos vídeos en los que Eva del Río Alija, representante de la IGP la Alubia de Bañeza, y Nacho Ruiz, técnico de la DOP de la Alubia de Anguiano, nos expusieron qué son las figuras de calidad, qué les diferencia del resto, la desaparición de las ayudas a estas figuras en relación con las otras legumbres y tanto las preocupaciones como las adversidades a las que se enfrentan en su labor.
Tras ello abrimos la segunda mesa redonda para tratar de vislumbrar y reflexionar sobre otras perspectivas de consumo. Esta mesa la conformaron Agustín Palma, subdirector adjunto de gestión de seguridad alimentaria de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, Águeda Ferriz, técnica de Garúa Coop, Charlotte Astier, del Observatorio para una Cultura del Territorio y Eduard Baladia, de la Academia Española de Nutrición y Dietética. En dicha mesa partieron de la drástica caída del consumo de legumbres en las últimas décadas, muy por debajo del mínimo de las 4 raciones recomendadas por la AESAN. Los argumentos esgrimidos para entender y analizar dicha situación fueron los siguientes:
El mensaje de los beneficios para la salud derivados del consumo de legumbres todavía no está llegando a las personas consumidoras.
La diversidad de mensajes dificulta el acceso a la información veraz.
Las legumbres no son una prioridad.
Existen multitud de mitos, difíciles de desmontar, en nuestra cultura gastronómica que alejan al consumidor de la obtención de legumbres: relación con la comida de posguerra, cuesta mucho cocinarlas, solamente con las legumbres no tenemos suficiente aporte proteico…
Homogenización de la dieta y, por tanto, pérdida de vinculación con la tradicional dieta mediterránea.
Sistema de etiquetado confuso u opaco para saber el origen.
Falta de programas o publicidad que las promocionen.
No obstante, para revertir dicha situación también sacaron a flote las siguientes acciones e ideas propositivas:
Los proyectos que se desarrollan en la restauración colectiva y social pública sirven perfectamente al propósito de estimular el consumo de legumbres y crear educación en torno a ellas.
Existen evidencias que demuestran la posibilidad de que una dieta vegetariana o vegana con legumbres sirve en lo que al aporte proteico que necesitamos se refiere, como muestran los ejemplos de multitud de deportistas de élite.
Debemos tejer o aprovechar redes con cocineros y cocineras para la mejora de las competencias culinarias de la población.
Posibilidad de vender legumbres ya cocinadas en platos transformados.
Hay que involucrar a los responsables públicos y realizar cambios multinivel, tal y como se destacaba también en la mesa anterior.
Necesidad de crear incentivos en la producción y la distribución que no afecten al precio final.
Elaborar e implementar un sistema claro de etiquetado.
Crear programas publicitarios estratégicos, haciendo referencia al proyecto de Real Decreto que prohíba la publicidad insana, sobre todo en menores. ¿Cuándo una campaña que realmente promocione los alimentos de origen vegetal?
Coordinación integral en la compra pública alimentaria.
Apostar por canales cortos de comercialización.
Una vez finalizada la mesa, se abrió el turno de palabra a los asistentes, quienes engrosaron el debate y resaltaron que todavía nos quedan por abrir muchos campos potencialmente utilizables en lo que respecta a las legumbres. Después de agradecer a los asistentes su participación e interés, cerramos la jornada con la misma idea: aún nos quedan muchas cuestiones por conocer, debatir y difundir, pero todas las personas tenemos un papel que jugar. Solo es cuestión de coordinar los esfuerzos y lograr la transición proteica que necesitamos. ¡Es hora de volver a poner las legumbres en el lugar que les corresponde: en el centro del plato! Así pues, aunque sin fechas definida, ¡seguiremos y esperamos veros en las próximas jornadas!
Podéis acceder al vídeo íntegro de la jornada desde este enlace.
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